Calefacciones alternativas a tener en cuenta

El funcionamiento

Los sistemas de calefacción se componen de 2 partes: la que se encarga de producir calor mediante el uso de energía, como las calderas de gas o eléctricas, y la destinada a distribuirlo por la casa como los radiadores y conductos del aire acondicionado. En las dos partes podemos emplear sistemas eficientes que hagan que nuestra calefacción sea más sostenible y ecológica.

La producción de calor con energías renovables

Para producir calor podemos emplear tres recursos que no emiten gases tóxicos ni dañan el medio ambiente: la energía solar mediante paneles solares, el calor de la tierra con sistemas geotérmicos y los residuos orgánicos como combustible para calderas y estufas.

Sistemas alimentados por paneles solares

Estos sistemas utilizan unos paneles situados en los tejados de los edificios para captar la radiación del sol y así hacer funcionar la calefacción de las viviendas de dos maneras distintas: 

• Los colectores solares, que aprovechan la radiación del sol para calentar un líquido que luego traslada su calor a un depósito de agua. Se trata del agua que luego se emplea para  la calefacción y el agua caliente sanitaria. Su instalación es sencilla y se está implantando en muchos hogares.

• Los paneles fotovoltaicos, que transforman la energía solar en electricidad y cuya instalación es más complicada y costosa, ya que, aparte del módulo receptor, necesitan un acumulador o batería y un trasformador de corriente. La electricidad se puede emplear para alimentar los radiadores eléctricos, los suelos y techos radiantes.

Las estufas y calderas de biomasa

Se caracterizan por emplear combustibles naturales que proceden de los residuos producidos por la agricultura, como los huesos de aceituna y cáscaras de nuez, o por las astillas y ramas procedentes de la conservación de los bosques. Estos residuos son conocidos como pellets y tienen un gran poder calorífico, no producen malos olores y son un combustible económico y ecológico que te permite ahorrar. Es un sistema de calefacción eficiente, barata y una fuente inagotable. Además, las cenizas se pueden utilizar como abono para las plantas. Las estufas de biomasa son las clásicas chimeneas de leña y las calderas de pellets son como las convencionales de agua, pero ambas adaptadas a este tipo de combustible orgánico. El coste de las calderas es elevado, pero se consigue ahorrar gracias a que el combustible es muy económico. Entre los inconvenientes: su rendimiento es inferior a las calderas de gas y de gasoil.

Climatización geotérmica

La geotérmica consiste en aprovechar el calor interno de la tierra para climatizar las viviendas. Esto se consigue introduciendo unos tubos con agua, a una profundidad de entre 80 y 150 metros, por los que circula agua que sale caliente a la superficie. Este agua se emplea para calentar los radiadores y suelos radiantes de las viviendas, para el agua caliente sanitaria o para calentar piscinas. Es una fuente de energía limpia y muy eficiente pero poco conocida; perfecta para las casas unifamiliares o casas de campo. Tiene la ventaja de que se puede emplear para obtener calefacción y refrigeración de la misma instalación.

La distribución: los suelos y techos radiantes

De las diversas formas de distribuir el calor dentro de la casa, la más eficiente puede que sean los suelos y techos radiantes. Consisten en una red de tuberías de agua caliente o, en su defecto, en un circuito eléctrico instalado bajo el pavimento o sobre el falso techo. Tienen la ventaja de que calientan rápida y uniformemente las habitaciones, el calor se acumula en el pavimento sin resecar el ambiente y pueden programarse para climatizar solo las zonas que queramos. A la larga, su uso supone un elevado ahorro energético. 

Calefacción por rayos infrarrojos

El sistema innovador de calefacción que se está introduciendo progresivamente en el mercado es el que emplea el calor producido por rayos infrarrojos. La empresa I.R. Radiant, pionera en este sistema de calefacción ecológica, nos expone los principios en los que se basa: a diferencia de los otros sistemas convencionales, la calefacción por infrarrojos calienta directamente los objetos sin templar el aire, evitando pérdidas en el sistema de distribución del calor. Su instalación es simple y sin obras, y además no precisa mantenimiento, pudiendo calefactar tanto hogares como habitáculos de techos muy altos (muy costoso con los sistemas convencionales), así como calefactar exteriores, terrazas o pérgolas. Consume solo 200W y no prende ni siquiera un papel de fumar, por lo que pueden evitarse algunos de los incendios que todos los años se cobran vidas humanas. Además de ser un sistema de bajo consumo, el rayo infrarrojo aporta numerosos beneficios para la salud.