Precios y Presupuestos para Adaptar una Cocina para Personas con Discapacidad

Una cocina adaptada debe tener siempre pavimentos seguros para personas con movilidad reducida. Es una estancia húmeda y el riesgo de caída se incrementa por ello. Tanto si son suelos cerámicos como de otro material (piedra, microcemento, etc.) es fundamental que la superficie sea antideslizante, preferiblemente de clase 3, que asegura un menor índice de resbaladicidad.

El coste medio de instalar un pavimento antideslizante dependerá del material. Poner un suelo de baldosas cuesta alrededor de 25 €/m².

Una cocina adaptada para minusválidos debe contar con una puerta con el ancho suficiente para que pueda pasar una silla de ruedas, al menos 80 cm. Además de ello, conviene que sea de apertura corredera, que el picaporte sea ergonómico y no esté a más de 100 cm del suelo y que en la parte inferior tenga un zócalo metálico para evitar el deterioro por choques con sillas de rueda o muletas. También es aconsejable que lleven sistemas de apertura y cierre automáticos. Su precio se sitúa a partir de 300 €. 

A la hora de montar una cocina adaptada conviene establecer tres áreas diferenciadas: zona de trabajo o encimera, fregadero y zona de frigorífico. La distribución ideal es en forma de U, puesto que así se reducen las distancias entre una y otra. 

Por otra parte, conviene que la distancia mínima entre los elementos sea de 3,5 metros y que entre ellos no haya ningún tipo de obstáculo que pueda impedir la movilidad. Y debe haber espacio bajo encimera para poder trabajar en silla de ruedas. 

El almacenaje se diseña buscando funcionalidad y accesibilidad. La necesidad de limitar el número de elementos en la zona inferior obliga a una adecuada distribución. Así, utensilios básicos y productos de limpieza deben estar a mano, los primeros en la zona de cocción y los segundos junto al fregadero. Y siempre deben contar con elementos móviles que permitan su apertura y cierre con facilidad.

Para facilitar el acceso a muebles superiores se pueden instalar accesorios como baldas deslizantes. Y todo el mobiliario debe llevar tiradores ergonómicos.

En una adaptación integral cocinas son aspectos fundamentales. El grifo, preferiblemente, debe ser termostático y contar con sensor de funcionamiento para facilitar su manejo y evitar el riesgo de quemaduras. En su defecto, debe ser monomando y tener una palanca suficientemente larga.

En lo que respecta a los electrodomésticos, la placa de cocción debe tener libre el espacio inferior para poder trabajar en silla de ruedas, pero con aislamiento para evitar quemaduras. El horno, por su parte, debe estar a una altura del suelo que permita ver el interior, entre 120 cm y 160 cm.