Precios y Presupuestos para Reparar un Sistema de Riego

Un buen mantenimiento del sistema de riego es clave para que este funcione de una manera eficiente. En primer lugar, conviene revisar con cierta frecuencia los filtros para evitar que se produzcan obstrucciones.

Además de ello, es necesario inspeccionar bombas, inyectores y motores. Y también es necesario purgar y comprobar que las válvulas no tienen fugas. En sistemas por goteo se debe revisar que las tuberías no presentan atascos ni roturas, puesto que si entra aire en ellas la bomba no funcionará correctamente. Y si el sistema tiene aspersores, conviene limpiarlos de vez en cuando.

Son dos los motivos por los que los aspersores pueden dejar de girar. El primero de ellos sería suciedad acumulada. El agua lleva partículas en suspensión que pueden acumularse, así como polvo o materia orgánica. Con el tiempo, cabe la posibilidad de que se formen depósitos que impiden que el agua entre al aspersor con suficiente fuerza y, sin esta, no se puede realizar el giro. La solución, por lo general, pasa por una limpieza de los filtros.

El segundo motivo, que sí obligaría a arreglar el aspersor, es una rotura de los topes fijos que lleva. La causa más común es que se haya forzado a la hora de graduar la salida del agua. 

Lo más sencillo es comprobar si en el terreno hay charcos y estos aparecen coincidiendo con el funcionamiento del sistema. Otra señal es un pequeño silbido, que es el ruido que hace el agua al salir a presión por un pequeño agujero. 

Si no hay síntomas visibles de una fuga de agua, es el consumo el que puede advertir de que existen pérdidas en el sistema. En este caso, para localizar el punto exacto de la fuga, los profesionales emplean diferentes tipos de equipos, sobre todo geófonos, que amplían el sonido y la vibración que produce la fuga. Una vez localizada, será necesario hacer una cata en el terreno para verificarlo y proceder a reparar el riego automático.