Alcanzar un punto de equilibrio entre familia y trabajo no es fácil. Cuando la actividad laboral se realiza por cuenta propia no solo se complica, sino que puede parecer imposible. La conciliación laboral de los autónomos, en definitiva, sigue siendo una asignatura pendiente.
Esa ventaja que supone la posibilidad de marcar los horarios es a veces una trampa que lo que hace es prolongar hasta mucho más de lo razonable las horas de trabajo. Y a ello hay que sumar que el autónomo a veces también tiene que ser comercial, gestor y adoptar un sinfín de roles que también roban tiempo.
La conciliación familiar de los autónomos es difícil, cierto, pero no imposible. Requiere un pequeño esfuerzo y en muchas ocasiones un cambio de hábitos. Explicamos a continuación algunas recomendaciones para alcanzarla y, con ella, una mayor satisfacción personal y también laboral.
Igual que ocurre con el trabajo por cuenta ajena, hay que marcarse un horario y, lo que es más importante, respetarlo. Tal vez en algún momento puntual sea necesario hacer “horas extra”, pero siempre dentro de lo razonable y como medida excepcional.
La ventaja es esa flexibilidad que en muchos casos permite elegir y adaptar los horarios de trabajo a la vida familiar.
Es un aspecto muy relacionado con los horarios. Lo son para todo. Es decir, fuera de la jornada laboral hay que desconectar en todos los sentidos. Eso incluye olvidarse de llamadas o de atender correos.
De esta forma, clientes, socios o colaboradores deben tener muy claro en qué momentos se les va a atender y cuándo no.
De nada sirven las mejores intenciones si no hay una buena organización. Planificar trabajos, asignar tiempos y priorizar tareas son claves para optimizar el tiempo de actividad y no eternizar los horarios.
Si tienes dificultades para ello, existen infinidad de aplicaciones que pueden ayudar a gestionar el tipo de trabajo y las tareas pendientes.
No hay autónomo que tenga superpoderes. Por ello, si el volumen de trabajo es tan alto que consume más horas de las estrictamente necesarias, caben dos posibilidades: aprender a decir no y rechazar proyectos que no se puedan asumir o delegar.
En este último aspecto, siempre cabe la posibilidad de contratar a una persona que realice algunas tareas básicas o externalizarlas, por ejemplo, para llevar la contabilidad, las redes sociales o la venta online. De esta forma es más fácil centrarse en el trabajo en sí y disponer de más tiempo para conciliar.
Para un autónomo que trabaje desde casa es fundamental contar con un espacio de trabajo adecuado. Y adecuado no solo quiere decir una mesa y una silla de oficina en un rincón. Siempre que sea posible debe ser un lugar aislado, con mobiliario adecuado y una decoración acorde a la actividad.
¿Qué se consigue con ello? Esa separación del resto de la casa es un factor que evita muchas distracciones, favorece la concentración y, por tanto, mejora productividad, clave para la conciliación familiar de los autónomos.
El trabajo del autónomo suele tener altibajos y la conciliación requiere por ello vigilancia constante. De vez en cuando hay que pararse para analizar si esas medidas que se han tomado para conciliar funcionan o si, por circunstancias de la propia actividad laboral o familiares, hay que reajustarlas.
La clave está en adaptarse, en no dar nada por sentado porque lo que hoy funciona a la perfección mañana puede no hacerlo.
Además de esas recomendaciones que cualquier autónomo puede poner en práctica para conciliar su vida familiar y laboral, cabe la posibilidad de recurrir a algunas ayudas externas que ofrece la Administración y que conviene conocer.
Es una bonificación contemplada en la Ley 20/2007, del Estatuto del trabajo autónomo. Alcanza el 100 % de la cuota de autónomos por contingencias comunes durante un periodo de doce meses, pero solo se puede solicitar en determinadas circunstancias:
Además de ello, el autónomo debe cumplir algunos requisitos:
Es importante, por otra parte, tener en cuenta que la bonificación será proporcional a la jornada laboral de la persona contratada. Es decir, si su jornada es de 50 % de la de un trabajador a tiempo completo, la bonificación también será del 50 %.
El mencionado Estatuto del trabajo autónomo también contempla una bonificación del 100 % de la cuota de autónomo en los periodos de descanso por nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción o acogimiento. Esa bonificación se extiende también a los casos de riesgo en el embarazo o durante la lactancia materna natural. Ese periodo, eso sí, debe tener una duración mínima de un mes.
Hay otra bonificación, la que busca favorecer a trabajadoras autónomas que hayan cesado su actividad por nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción o acogimiento o tutela. En caso de que deseen retomar la actividad en los dos años posteriores al cese tienen derecho a una bonificación del 80 % de la cuota por contingencias comunes.
Esa bonificación se aplicaría durante los veinticuatro meses inmediatamente siguientes a la fecha la reincorporación al trabajo. La condición es que las trabajadoras hayan optado por cotizar por la base mínima.
Además de las bonificaciones mencionadas, los trabajadores autónomos pueden acceder a otro tipo de ayudas. Así, las madres que desarrollen trabajo por cuenta propia también tienen derecho al “cheque guardería”, que permite deducir hasta mil euros en la Declaración de la Renta.
Por otra parte, algunas comunidades ofrecen también ayudas, especialmente en lo que a cuidado de hijos o familiares dependientes se refiere. Esas ayudas puede variar, por lo que es aconsejable solicitar información en la administración autonómica correspondiente.
Como has visto, la conciliación familiar de los autónomos no tiene por qué ser una quimera. Requiere, eso sí, de un pequeño esfuerzo y, sobre todo, mucha constancia.