Alucina vecina: 12 cosas imprescindibles en las casas españolas de los 80s

#1 La "bailaora" del televisor

Corrían los años sesenta cuando

las muñecas flamencas Marín, se

erigieron como el souvenir typical

spanish por excelencia (aunque nacieron en los 20). Sin embargo, su estela

se perpetuó en el tiempo durante varias

décadas. Inmóvil, elegante y erguida se mantuvo sobre la televisión también en los 80. Series, dibujos animados y programas (como Vacaciones en el mar; Érase una vez la vida;

Mofli, el último koala; la Abeja Maya, la Aldea del Arce) se sucedían, y a

medida que las teles se fueron reduciendo (y nosotros creciendo), su presencia también se disipó. 

#2 Figuras de porcelana y cristal

Desde que Lladró comienza a

decorar las casas de más alta alcurnia, el gusto por inundar los espacios con

este tipo de piezas se extiende como la pólvora. Algunos sólo eran ornamentales

y otros, como estas ranas (que yo tenía en mi casa) eran utilizadas como

palilleros o para depositar los huesos de aceituna. A pesar de su aspecto kitsch y, ahora, pasado

de moda, estaban fabricadas en España por Cerámicas Guillén y eran de gran calidad. Ahora en cambio,

la mayoría de estos artículos provienen de China y desgraciadamente de mano de

obra barata. 

#3 La cocina de mis recuerdos

Los

armarios y alacenas verdes (o azules) y blancos de los 50 todavía permanecían

en las casas de nuestras abuelas cuando éramos pequeños, por eso al retroceder

a los 80, éstos muebles son los que vienen a mi mente. En su interior, lucían

brillantes conjuntos de jarras con sus vasos altos en aluminio metalizado (en azul,

rosa, verde, dorado y plata). No podemos olvidarnos de las típicas cajas de colacao que decoraron más de una estantería con unos estampados propios de la época. ¡Qué tiempos!

#4 La vajilla duralex

Esta vajilla

creada por Duralex tuvo su máximo esplendor entre los 70 y los 80. La famosa casa de cristal culinario poseía platos, vasos, tazas y fuentes en unos colores característicos e inconfundibles (caramelo, blanco y verde). En todas las casas había una vajilla de este tipo y fijaos si hacía honor a su marca que cuando caían al suelo (como por arte de magia) rebotaban y resistían todas las consecuencias de nuestras

travesuras.

#5 ¿Qué comíamos?

Todos los treintañeros, como yo, recordaréis aquellos helados,

chucherías o bebidas que nos hacían disfrutar enormemente cuando éramos

pequeños. Dado que antes, las dosis de este tipo de alimentos no era tan

elevada como actualmente, el hecho de tomarlos era para nosotros poco más que

una fiesta o un evento que celebrar. En

verano no faltaban helados como el Frigopié, el Mikoboy, el Frigodedo o el

Colajet. Y en nuestros cumpleaños siempre pedíamos Tang, batido Okey y Cheetos, eso sí, siempre a regañadientes

con nuestros padres. 

#6 La comunión: esos regalos...

La Nancy vestida de comunión era el regalo estrella para las niñas. Y eso para las más afortunadas, porque había quien tenía que colocar en su habitación muñecas que daban miedo o que por alguna diabólica razón eran tan grandes como tú (como Rosaura). Sin embargo, los niños tenían más suerte, la mítica BH roja en versión Cross era una auténtica joya (y lo sigue siendo). Por su puesto, no podemos dejar pasar los horripilantes recuerdos que se regalaban aquel día (huchas de porcelana con los filos

dorados); y que luego pasaban a la estantería de la abuela con las mil y una

reliquias más que ella iba acumulando de bodas, bautizos y comuniones.

#7 La clásica galería de "arte"

Recuerdo aquella entrada. A la

derecha, un tapiz enorme enmarcado en un cuadro de madera con muescas en oro

viejo. Y a la izquierda, una Santa Cena. ¿Quién puso de moda esta

decoración?  Había varios tipos de láminas: aquellas con motivos de caza, las de con paisajes de montes y árboles, las de

caballos salvajes; o cambiando la temática: las mujeres con cántaros o cocinando.

Ya fuera en versión tapiz, lienzo o bajorrelieve, ninguna de ellos fallaba en entraditas, salones o salas de estar. ¡Ah! Y no nos

olvidemos de los Sagrados corazones, las vírgenes y los crucifijos.  

#8 Las muñecas rusas

Antes

la decoración parecía consistir en ir llenando estanterías, aparadores y

mesas con todas las figuritas, portafotos y marcos que encontráramos a nuestro

paso. Una de las muñecas ornamentales más conocidas de los 80 eran las

matrioskas. La más grande contenía en su interior 7 u 8 pequeñas muñequitas que

se descomponían en una hilera, bien sobre el mueble de la televisión o en una

balda de la librería, delante de la enciclopedia. 

#9 Aquellos míticos juguetes

El autocross (primero de Congost y luego de Mattel) fue uno

de los grandes deseos de los más pequeños en la noche de Reyes de la década de

los 80. Uno de los mejores y más divertidos juguetes de aquellos años, que además

de entretenido ponía a prueba los reflejos y las habilidades de precisión y

conducción de los niños. El tragabolas y el cinexin, sin duda, fueron mis

favoritos.

#10 Los primeros videojuegos

Los videojuegos de los

años 80 se caracterizaban por tener unos gráficos muy básicos (se podían ver

los píxeles perfectamente y la gama cromática era muy reducida), sin embargo,

los recuerdo altamente adictivos. Bien en arcades (que proliferaron en aquella

época) de bares y recreativos o en las primeras consolas, pasábamos algunas

tardes frente a ellas intentando pasar pantallas y niveles. El archiconocido Tetris (1984), Pacman o Come cocos (1980), y la interminable saga de naves y

marcianitos (Galaxian, Galaga o Defenders) fue un tema muy recurrente en los

80. 

#11 ¿Jugamos a la consola? 

A finales de la década aparecen videoconsolas como Master System,

Nintendo (que dejó de fabricar barajas para entrar en este mercado) NES, Game

Boy, Megadrive. Todas ellas revolucionaron el mundo del ocio infantil y ven la

luz una serie de videojuegos con mejores

gráficos y movimientos. Todos recordamos los “clásicos” Super Mario Bros

(1985), Donkey Kong, Alex Kidd (1986), Snow Bros (1990) o Sonic (1991).

#12 El merchandising de la época

Ricitos, torciditos y bolitas,

los “masqueseros” ésas eran las mascotas que Cheetos tenía en los 80. Cada uno

estaba relacionado con una especialidad de snacks y nos los regalaba Matutano en forma de gomas de borrar (en

el interior de las bolsas o juntado un número determinado de ellas).  Aquellas objetos de calidad ínfima más que borrar, ensuciaban, pero nosotros éramos inmensamente felices al hacernos con una

de ellas.  Hoy, se han convertido en

preciadas piezas de coleccionismo. Así que si nunca la usaste, actualmente están

muy cotizadas. Lo mismo ocurre con las manos locas, las ranas y circulos saltarines, E.T, los frutiservilleteros, Naranjito o Ruperta. ¿No sentís nostalgia?